Es evidente: no me servís.
Tu vida es regida por la incesante búsqueda de satisfacción de tus caprichos y necesidades, y por ello, sos incapaz de formar parte de ningún proyecto común. El ego enorme no te permite ver ni enfocarte en las necesidades del otro. Por ende, no sos capaz de compartir. Tu eterna demanda, como la de un niño, entorpece la vida en común y cercena la posibilidad de construir.
La total falta de proyección restringe tu vida sólo al presente. No tenés aspiraciones mayores que las de alimentarte, respirar y dormir. Carecés de determinación para tomar decisiones y correr riesgos, por lo que tu vida se limita a un constante fluir sin altibajos, lo que te da seguridad y comodidad, pero a la vez te agobia y aburre.
Carecés de la habilidad de controlar tus emociones y tus estados de ánimo. Compartir tiempo con vos es como pasar el día al borde de un volcán a punto de estallar. Tu total inestabilidad limita la posibilidad de expresión de tu interlocutor, quien constantemente teme tus posibles reacciones.
Sin un proyecto propio, lo único que te queda por hacer es 'adosarte' a la vida de los demás. Inteligentemente, sólo te acercás a mujeres con una vida ya armada. Endulzás oídos con frases hechas repitiendo la fórmula que ya te ha dado resultado en relaciones anteriores y, una vez que estás adentro, vas acomodando tu humanidad hasta formar parte del entorno. Luego, te dedicás a succionar la sangre de tu anfitrión.
Si a todo lo anterior sumamos el uso excesivo que hacés del alcohol, no es difícil advertir que convivir con vos puede convertirse por momentos en un verdadero calvario.
Con suerte, quien te hospeda tarda un tiempo en darse cuenta de tus tretas. Y si alguna vez contradice alguno de tus caprichos, buscás el alojo y la protección de alguien más. Probablemente, volverás a golpear puertas que se cerraron con anterioridad.
Y aquí te tengo, golpeándome la puerta nuevamente. La abro, te uso, como alguna vez hiciste vos conmigo, y después te despacho, con la total certeza de que nada en tu vida cambiará.
No me servís. No le servís a una mujer con ambición, con ansias de prosperar y con un proyecto de vida porque tu vida gira en torno a tu alcohol, a tu sexo, a tu inestabilidad emocional y a tu nefasta inoperancia.